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Un día, ambas nutrias se encontraron en el río mientras pescaban. La nutria terminator, sorprendida por el lazo que colgaba del cuello de la otra nutria, se acercó curiosa para preguntarle de dónde lo había conseguido.
La nutria del lazo le explicó que lo había obtenido de un pescador humano que se lo había lanzado accidentalmente mientras intentaba atraparla con una red, y desde entonces nunca se había separado de él. Por su parte, la nutria terminator le contó cómo había conseguido su nombre, al haber sido apodada así por los otros animales del río debido a su habilidad para perseguir y cazar peces.