Installer Steam
connexion
|
langue
简体中文 (chinois simplifié)
繁體中文 (chinois traditionnel)
日本語 (japonais)
한국어 (coréen)
ไทย (thaï)
Български (bulgare)
Čeština (tchèque)
Dansk (danois)
Deutsch (allemand)
English (anglais)
Español - España (espagnol castillan)
Español - Latinoamérica (espagnol d'Amérique latine)
Ελληνικά (grec)
Italiano (italien)
Bahasa Indonesia (indonésien)
Magyar (hongrois)
Nederlands (néerlandais)
Norsk (norvégien)
Polski (polonais)
Português (portugais du Portugal)
Português - Brasil (portugais du Brésil)
Română (roumain)
Русский (russe)
Suomi (finnois)
Svenska (suédois)
Türkçe (turc)
Tiếng Việt (vietnamien)
Українська (ukrainien)
Signaler un problème de traduction
CORO
Somos libres, seámoslo siempre,
y antes niegue sus luces el sol,
que faltemos al voto solemne
que la patria al Eterno elevó.
ESTROFAS
Largo tiempo el peruano oprimido la ominosa cadena
arrastró; condenado a cruel servidumbre largo tiempo en silencio
gimió. Mas apenas el grito sagrado !Libertad! en sus costas se
oyó, la indolencia de esclavo sacude, la humillada cerviz levantó.
Ya el estruendo de broncas cadenas que escuchamos tres siglos
de horror, de los libres al grito sagrado que oyó atónito el mundo,
cesó. Por doquier San Martín inflamado, libertad, libertad,
pronunció, y meciendo su base los Andes la anunciaron, también,
a una voz.