De vez en cuando salgo a pasear con mi perro y un día me encontré un agujero con unas escaleras para bajar, el agujero era muy profundo y me quede perplejo mirándolo por unos 20 minutos, era tan hipnótico que no oía nada y me inducía una calma el imaginar que habría ahí al fondo que me llenaba y empecé a ir diariamente. Un día me percaté de que mi perro no estaba, corrí por la calle preguntando si lo habían visto, pero no obtuve respuesta, pegaba cárteles por la calle pero nada, ni una llamada. Desde ese día los pensamientos de mi perro me atormentaban y sólo el agujero calmaba mi sufrimiento, lo calmaba tanto que quería ir más profundo y bajé y bajé por las escaleras, hasta que lo único que quedaba eran mis pensamientos y una oscuridad tan espesa que te ahogaba. Empezó a oler mal, cada vez que bajaba olía peor, y eso sólo me recordaba a las veces que mi perro se perdía y yo no me preocupaba, porque siempre volvía y le tenía que bañar, olía muy mal. De repente pisé un charco de barro y la fuente del olor estaba a mi lado, al encender una linterna me quedé pasmado, no me lo podía creer ahi estaba todo este tiempo, me eché a llorar mientras la linterna que traje iluminaba la silueta de mis lágrimas al presenciarte a ti que hueles como el culo hijo de puta duchate.