Install Steam
login
|
language
简体中文 (Simplified Chinese)
繁體中文 (Traditional Chinese)
日本語 (Japanese)
한국어 (Korean)
ไทย (Thai)
Български (Bulgarian)
Čeština (Czech)
Dansk (Danish)
Deutsch (German)
Español - España (Spanish - Spain)
Español - Latinoamérica (Spanish - Latin America)
Ελληνικά (Greek)
Français (French)
Italiano (Italian)
Bahasa Indonesia (Indonesian)
Magyar (Hungarian)
Nederlands (Dutch)
Norsk (Norwegian)
Polski (Polish)
Português (Portuguese - Portugal)
Português - Brasil (Portuguese - Brazil)
Română (Romanian)
Русский (Russian)
Suomi (Finnish)
Svenska (Swedish)
Türkçe (Turkish)
Tiếng Việt (Vietnamese)
Українська (Ukrainian)
Report a translation problem
Yo: El amor
Tristana: ¿Estás seguro?
Yo: Sí
Tristana: Está bien, empezaré a desnudarme
Yo: ¡Y eso para qué!
Tristana: Pues para hacerlo
Yo: ¿Quién te dijo que necesitas desnudarte para hacer el amor?
Tristana: Pues que yo sepa así se hace
Yo: No, esa no es la única forma de hacer el amor
Tristana: ¿Y cómo es entonces?
Yo: Sólo quédate con la ropa puesta y conversemos hasta cansarnos, riámonos por nada y por todo, o mirémonos despacito hasta intentar descifrarnos
Conmigo no necesitas desnudarte de cuerpo, sino de alma...
Sólo mirémonos hasta quedarnos sin palabras, y allí, en ese instante en que las palabras no alcancen para explicar lo que sentimos, en ese silencio al fin podremos tocarnos...